Friday, December 22, 2006

más señales del más allá

Pobre negrito!!!...El perrito que no pudo superar la muerte de mi suegro Pepe!!, ése mismo que días atrás lloraba y estaba intranquilo e insoportable porque extrañaba a su amo, hoy murió. Solo duró 10 meses esperando que regresara su amo, pero cuando comprendió lo irreversible que es la muerte, decidió unirse a sus filas.
Muchos dirán que murió porque tenia que morir, que era su hora, pero yo digo que murió porque no superó la ausencia de su amo. Porque yo creo que los animales tienen muchos sentimientos, también..nocierto???

Thursday, December 07, 2006

Los duendes de la niñez

Los duendes de la niñez,
revolotean traviesos,
mitad ángeles,
mitad gnomos,
protectores é inocentes,
felices y generosos,
con virtudes infinitas,
merodean entre los niños,
y a veces...
permanecen entre algunos grandes...
Son espontáneos y sinceros,
amorosos y tolerantes,
aceptan todos los defectos terrenales,
y colaboran para que grandes y chicos,
convivan con éstos.
No son todopoderosos,
y por ello...
no pueden evitar guerras,
cataclismos,
desastres naturales, y
desastres provocados por el hombre.
Pero ellos,
saben merodear la conciencia del humano,
advirtiendo aquellos humanos
que conservan sus duendes de la niñez,
saben escucharlos,
pero otros...
niegan su presencia,
y así...
los duendes...
desaparecen de la vida
de algunos humanos adultos,
y al esfumarse,
llevan con ellos sus virtudes.
Los síntomas previos a la desaparición
de un duende, son:
- Dejar de conmoverse por la vida.
- No escuchar los cantos de los pájaros,
dejar de interpretar sus melodías.
-No emocionarse con los amaneceres y
atardeceres.
- No cuidar ninguna planta.
- Maltratar los animales.
- Maltratar a los humanos.
- Odiar los seres vivos .
- No encontrar placer en el ocio
y los juegos infantiles.
- No reir.
- No cantar más.
- No leer poesías.
- No escuchar a nadie.
- No emocionarse con la naturaleza.
- Perder la fe, la esperanza y la
capacidad de amar.

Cuando un duende desaparece,
no regresa...
Por eso es necesario
que estemos atentos a las señales,
previas a la desaparición,
para no transformarnos,
en adultos sin duendes.