LOS SERES HUMANOS NO NACIMOS PARA TRABAJAR PARA ALGUIEN
Sus
ideas inspiran a todo el mundo desde hace década. Y a pesar de haber
recibido los máximos galardones del planeta, conserva la humildad, la
sonrisa fácil, la fuerza para presentar nuevos proyectos con potencial
revolucionario y la ilusión de “poner la pobreza en el museo”.
Conocido como el banquero de los pobres, el economista Muhammad
Yunus, nació en Bangladesh y se hizo famoso por desarrollar y aplicar a
gran escala el concepto de microcréditos. Es decir, pequeños préstamos
destinados a personas sin recursos, rezagadas del sistema financiero.
Esto lo llevó a recibir el Premio Nobel de la Paz en 2006.En la actualidad, el Banco Grameen –fundado por Yunus en 1983– le presta dinero a 8,6 millones de personas. El 97 por ciento de los beneficiarios son mujeres.
–¿Cómo se llegó a ese porcentaje?
–Cuando comenzamos con el banco, tuvimos como política que la mitad de los prestatarios fueran mujeres.
–¿Por qué?
–Como protesta contra los banqueros convencionales. Las mujeres no representaban ni siquiera el uno por ciento de sus prestatarios, eso estaba muy mal. Al comienzo fue difícil, las mujeres pensaban que no podían. Nos tomó seis años llegar al 50 por ciento.
Analfabetas
Eran mujeres analfabetas, que jamás habían manejado dinero. “Tengo miedo, no sé nada”, cuenta que le decían.
“No eran ellas las que hablaban, era la historia la que hablaba por ellas, capas y capas de historia que tuvimos que remover de a poco, hasta reconstruir su confianza”, dice.
–¿Cómo llegaron a ser casi el 100 por ciento?
–Nos dimos cuenta que cuando el dinero llegaba a las manos de las mujeres, el beneficio para las familias era mucho mayor. Entonces, nos enfocamos casi totalmente en ellas, fue una decisión deliberada.
–¿Cuál es la diferencia?
–Por ejemplo, el impacto en los niños. Las mujeres suelen tener una visión más a largo plazo, los hombres se preocupan más por vivir hoy.
Trata de personas
La entrevista se da luego de su disertación en la conferencia Trust Women, que se realizó en Londres, Inglaterra, el martes y miércoles de la semana pasada. Uno de los temas centrales fue la trata de personas.
En este marco, Yunus dice que para que no exista trata de personas, no puede existir pobreza. “Si no nos centramos en la pobreza, se puede reducir la trata un poco, pero igual seguirá existiendo; es la falta de calidad de vida lo que hace vulnerables a las personas”, dice.
Microcréditos
No debe haber país que no aplique de alguna manera, a través de bancos oficiales o de organizaciones sociales, el modelo de los microcréditos para las personas más vulnerables.
En Argentina, el Banco Grameen no tiene sede pero los microcréditos existen. Incluso la Provincia lo hace a través de algunos programas del Ministerio de Desarrollo Social.
–¿Por qué cree que llegó tan lejos?
–La gente lo necesita. Ve que funciona. Cuando éramos un banco pequeño, tuvimos muchas visitas de Argentina.
En paralelo a los microcréditos, Yunus está concentrado hoy en otra fórmula que puede cambiar la vida de millones y la historia de cómo pensar los negocios: el “ social business” o “empresa social”.
–¿En qué se basa?
–El negocio convencional tiene como objetivo el de hacer dinero. Mientras más dinero haga, más exitoso es. Pero podemos pensar en otro tipo de negocio: uno que resuelva los problemas de la gente. Propongo compañías sin dividendos, sin ganancias personales, que se dediquen específicamente a la resolución de problemas de la gente, como los de educación o salud.
–¿Cuál es la diferencia con una organización no gubernamental?
–Hacen lo mismo pero desde la caridad. Alguien les da el dinero y luego lo gastan y al final del año se termina el dinero. Luego, necesitan más dinero para el año siguiente, y así consecutivamente. El dinero se usa una sola vez. En la empresa social, el dinero es una inversión, vuelve.
–¿Cuál es el inconveniente de buscar un trabajo en una empresa no social?
–El empleo es algo artificial. En un sistema capitalista hay que salir a buscar un trabajo, esa idea está en nuestros sistemas educativos: obtienes un título e inmediatamente te preguntas ¿dónde está mi trabajo? Y comienzas a buscar. Esta orientación es totalmente errada. Los humanos no nacimos para trabajar para alguien.
–¿Para qué, entonces?
–Para expresar nuestra capacidad creativa. Nuestra naturaleza es transformarnos en emprendedores. En vez de decirte que sos un emprendedor, el sistema te dice que tenés que conseguir un trabajo. Y que si no consigues trabajo, es tu problema. No, no es tu problema, el problema es que el sistema no tiene lugar para vos.
El texto original de este artículo fue publicado el 24/11/2014 en nuestra edición impresa. Ingrese a la edición digital para leerlo igual que en el papel.
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